sábado, 11 de septiembre de 2010

Que espesos los segundos cuando aún no llegas
No vale perderse en el aire para encontrar que no estás
Y cada vez que se abre la puerta puedo sentir tus pestañas
Puedo casi verte
Hasta el momento en que muero descubriendo
Que no son esos tus pies que entran, no son esas tus piernas
Que no es ese tu rostro que ha venido al rescate de estas inducidas ansias
Y con un trago amargo sucumbo al inútil anhelo
A la inútil espera
Al creer que debes estar a la vuelta de la esquina
Que sólo te has retrasado
Y todavía a deshoras mirar el tranvía y seguirte buscando
Inventando todos los pretextos que podrían explicar tu ausencia
Y dejándome consolar por esta manía rebelde
Cuando me dice que vas a llegar en cualquier momento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me doy cuenta de que me faltas
y de que te busco entre las gentes, en el ruido,
pero todo es inútil.
Cuando me quedo solo
me quedo más solo
solo por todas partes y por ti y por mí.
No hago sino esperar.
Esperar todo el día hasta que no llegas.
Hasta que me duermo
y no estás y no has llegado
y me quedo dormido
y terriblemente cansado
preguntando.
Amor, todos los días.
Aquí a mi lado, junto a mí, haces falta.
Puedes empezar a leer esto
y cuando llegues aquí empezar de nuevo.
Cierra estas palabras como un círculo,
como un aro, échalo a rodar, enciéndelo.
Estas cosas giran en torno a mí igual que moscas,
en mi garganta como moscas en un frasco.
Yo estoy arruinado.
Estoy arruinado de mis huesos,
todo es pesadumbre.

Frnk Ulloa Melo dijo...

...yo no sabía que no tenerte,
podía ser dulce como nombrarte,
para que vengas,
aunque no vengas,
y no haya sino
tu ausencia,
tan dura como el golpe
que me dí en la cara,
pensando en vos...